jueves, 11 de septiembre de 2008

QUIENES SOMOS

Organizaciones Políticas, Sindicales y Sociales de la Provincia de Santiago del Estero, coincidentes en la necesidad de consolidar la etapa de transición que vive la Nación y nuestra Provincia, nos auto convocamos y convocamos a todos las santiagueñas y santiagueños a conformar un amplio espacio de consenso político que contribuya a consolidar y profundizar los cambios que la provincia necesita; para superar años de miseria y atraso, de gobiernos autoritarios y conservadores, de promesas incumplidas, de riquezas que quedan en manos de unos pocos.

El modelo neoliberal, desarrollado en el país en forma casi ininterrumpida desde el rodrigazo hasta el 21 de diciembre de 2001, hizo retroceder décadas al país. Dejo una economía en ruinas, una justicia desprestigiada, un entramado social fracturado, una seria crisis de representación política.

El gobierno de Kirchner, conciente de esta destrucción, inició una etapa distinta en la historia política del país.

El crecimiento económico sostenido, la refinanciación de la deuda externa y el fin de la dependencia del FMI, el juicio a los represores de la última dictadura militar, la disminución del desempleo y la pobreza, las mejoras en la situación de los jubilados, las nuevas alianzas políticas en Latinoamérica, son algunos de los hechos que marcan ese nuevo rumbo.

El Gobierno de Gerardo Zamora ha tenido una clara definición de compromiso con estas políticas; además avanzó en mesas de diálogo con distintos espacios de la comunidad santiagueña en forma inédita en la historia política de la provincia.

Sin embargo, son aún importantes los problemas que siguen irresueltos. El país, y muchas de sus provincias, mantienen elevados índices de pobreza, el ingreso se ha concentrado en grandes grupos económicos nacionales y extranjeros; continúan los problemas de acceso a la salud, la educación, la vivienda.

La marginalidad social, alimentada por la desocupación de los jóvenes, estimula la proliferación del delito, nuestro patrimonio cultural no es apoyado en toda la dimensión que merece, continúa la depredación de los recursos naturales, en particular la tierra, el agua y los bosques nativos.

Es un verdadero desafío enfrentar estos problemas y resolverlos. Es necesario un nuevo impulso transformador, una verdadera vocación nacional, una férrea voluntad de no convivir con las dificultades, un claro proyecto de desarrollo económico, social, cultural y ambiental que cuente con la más amplia participación popular.

Los pasos dados hasta aquí por la nación y la provincia permitieron cambios importantes para revertir la profunda crisis que sembró la fragmentación y el escepticismo en la sociedad y degradó la política.

Consideramos que las estructuras políticas tradicionales no deben estar excluidas del nuevo modelo de nación y de provincia, aunque le deben a la sociedad y se deben a sí mismas una profunda renovación de sus metodologías de construcción política.

Ninguna fuerza política contiene hoy el conjunto del campo nacional y popular; por lo tanto no deberían intentar procesos hegemónicos sobre el resto, especialmente sobre los nuevos actores surgidos de las luchas contra el neoliberalismo y por las reivindicaciones sectoriales.

Según lo expresado, consideramos que para encarar con éxito esta etapa de transición, es necesario discutir como construimos una institucionalización definitiva de un modelo de Nación y de Provincia que incluya el crecimiento económico con la justa distribución de la riqueza, que supere las desigualdades sociales que aún sufre nuestro pueblo, que avance en un nuevo modelo de representación política cuyo origen sea genuino, es decir resultado de la síntesis de las luchas políticas y el justo reclamo social.

Estas nueva visión debe alimentar la aplicación de políticas públicas en el mismo sentido, acciones de gobierno decididas a combatir la pobreza; a otorgar la tierra a quienes la trabajan; a regular, controlar y aplicar las leyes que defiendan el interés general; a otorgar transparencia al manejo presupuestario, a fomentar la participación popular en la gestión pública, a impulsar el desarrollo agroindustrial, a expandir la infraestructura básica en todos los rincones de la provincia.

Sostenemos que esto será posible si se profundizan los cambios iniciados en estos años.

Por eso consideramos necesario transitar el camino de construcción de un nuevo espacio político, que trabaje consolidando la transición pero también comenzando desde hoy a impulsar las acciones necesarias para profundizar e institucionalizar el modelo de acumulación con crecimiento y justa distribución de la riqueza, que fomente los canales de participación popular y fortalezca a las organizaciones sociales.

Reivindicamos el rol de los trabajadores como actores principales de la transformación de la Argentina. Es necesario acompañar a los dirigentes sindicales representativos de sus bases con políticas para el conjunto del movimiento obrero, que hoy está recuperando su protagonismo en la negociación por el salario y las condiciones de trabajo a partir de las paritarias.

Las organizaciones sociales son sujetos fundamentales en la construcción de un modelo de economía social, que apunte a completar el perfil productivo de una provincia mas equilibrada, sin deformaciones estructurales en el desarrollo de sus territorios, donde se promueva la agricultura familiar y no solo las grandes empresas del agronegocio.

Este espacio político que nos proponemos construir en la provincia proviene de historias de lucha por reivindicaciones concretas de cada uno de sus sectores. El pasado reciente nos encontró a muchos de nosotros luchando contra los gobiernos autoritarios, responsable del subdesarrollo santiagueño y de innumerables casos de violación a los derechos humanos.

Aspiramos a ser un espacio político independiente, que reúna a aquella parte de la sociedad santiagueña que quiere una provincia distinta, transformada en una tierra que reciba a sus hijos, no los expulse; que supere la desocupación y la pobreza, que desarrolle una economía basada en el crecimiento y la distribución del ingreso, que fomente la participación y las expresiones democráticas de su pueblo. Una fuerza que sea capaz de sumar lo organizado, aportar a la organización de los sectores más rezagados, acerque la demanda social al estado, avance en un nuevo modelo de representación que reivindique la política como herramienta insustituible de los pueblos para lograr su bienestar. Queremos hacerlo con la responsabilidad de los que construyen y no con la irresponsabilidad de los que disocian, sabiendo que el camino correcto no es empezar todos los días de nuevo, sino que se deben impulsar la mejoras, avanzar cada día en las conquistas sociales sin dar un paso atrás y sin poner en riesgo lo que ya hemos conseguido.

La propuesta de concertación plural, que impulsan el gobierno nacional y provincial, es un auspicioso paso en el sentido de favorecer el acuerdo político entre los argentinos que comparten esta visión de país moderno y desarrollado.
Venimos desde el seno del Pueblo santiagueño, desde sus jóvenes hasta sus jubilados, desde los campesinos y pequeños productores hasta los sectores medios, comerciantes y empresarios locales, sus docentes y sus estudiantes, sus mujeres y sus hombres a proponer la creación de esta fuerza política de cambio, que impulse la renovación política, que permita el acceso a los cargos electivos de los nuevos actores de la política santiagueña, que se constituya en motor y respaldo del proceso de transformación ya iniciado para que avance en la profundización de un modelo de crecimiento provincial con Justicia Social.

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