sábado, 27 de septiembre de 2008

LA PAZ EN IRAQ ES UNA OPCIÓN

International Anti Occupation Network - Declaración de Le Feyt


La ocupación estadounidense de Iraq es ilegal y se no puede legalizar. Todo lo que se deriva de la ocupación es ilegal e ilegítimo y no puede adquirir legitimidad. Estos hechos son incontrovertibles. ¿Cuáles son sus consecuencias?

La paz, la estabilidad y la democracia en Iraq son imposibles bajo la ocupación. La ocupación extranjera se opone por su naturaleza a los intereses del pueblo ocupado, tal como lo demuestran los seis millones de iraquíes refugiados en el interior y en el exterior de Iraq, el asesinato planificado de profesores universitarios y de profesionales iraquíes y la destrucción de la cultura iraquí, así como los más de un millón de iraquíes que han perdido la vida.

La propaganda en Occidente intenta hacer digerible el absurdo de que el invasor y destructor de Iraq puede ejercer la función de ser el protector de Iraq. El conveniente miedo a un 'vacío en la seguridad' --utilizado para perpetuar la ocupación-- ignora el hecho de que el ejército iraquí nunca se rindió y hoy es la columna vertebral de la resistencia armada iraquí. Esa columna vertebral está implicada únicamente en la defensa del pueblo iraquí y de la soberanía de Iraq. De igual forma, los vaticinios de guerra civil ignoran la realidad de que una abrumadora mayoría de la población iraquí, en número y en interés, rechaza y seguirá rechazando la ocupación.

En Iraq, el pueblo iraquí resiste la ocupación por todos los medios, y ello en conformidad con el Derecho internacional1. La resistencia popular es la única a la que se puede reconocer como portavoz y defensora de los intereses y la voluntad del pueblo iraquí. Hasta ahora, EEUU ha cerrado los ojos ante esta realidad, a la espera de que una 'ofensiva diplomática' -tras la ofensiva militar que logró una eficaz limpieza étnica- salvaguarde al gobierno que ha impuesto en Iraq. Con independencia de quién sea el vencedor en las próximas elecciones presidenciales estadounidenses, EEUU nunca podrá lograr sus objetivos imperiales y las fuerzas que impone en Iraq se oponen a los intereses del pueblo iraquí.

En Occidente, algunos siguen justificando la negación de la soberanía popular con la excusa de la 'guerra contra el terrorismo', criminalizando no sólo a la resistencia2, sino también la ayuda humanitaria que se presta a un pueblo sitiado. De acuerdo con el Derecho internacional, la resistencia iraquí es un movimiento de liberación nacional. En consecuencia, el reconocimiento de la resistencia iraquí es un derecho, no una opción3. La comunidad internacional tiene derecho a retirar su reconocimiento al gobierno impuesto por EEUU en Iraq y a reconocer a la resistencia iraquí.

Es evidente que Iraq no puede recobrar su unidad, su integridad territorial y una estabilidad duradera hasta que su soberanía esté garantizada. Es asimismo evidente que la ocupación estadounidense no puede hacer dejación de su responsabilidad intentando culpabilizar a los vecinos de Iraq. La manera más obvia de llegar a la estabilidad es un pacto de no agresión, desarrollo y cooperación entre un Iraq liberado y sus vecinos más cercanos4. En su situación geopolítica central, y en virtud de sus recursos naturales, un Iraq liberado, pacífico y democrático es fundamental para el bienestar y el desarrollo de sus vecinos. Todos los vecinos de Iraq deberían reconocer que la estabilidad en Iraq sirve a sus propios intereses y deberían comprometerse a no interferir en sus asuntos internos.

Si la comunidad internacional y EEUU estuviesen interesados en la paz, en la estabilidad y la democracia en Iraq, deberían aceptar que sólo la resistencia iraquí --armada, civil y política-- puede lograrla garantizando los intereses del pueblo iraquí. La primera exigencia de la resistencia iraquí es la retirada incondicional de todas las fuerzas extranjeras que ocupan ilegalmente Iraq --lo cual incluye a los contratistas privados-- y el desmantelamiento de todas las fuerzas armadas establecidas por la ocupación.

En su defensa del pueblo iraquí, el movimiento contra la ocupación de Iraq --en todas sus expresiones-- es la única fuerza capacitada para asegurar la democracia en Iraq. Todos los componentes de este movimiento han acordado que, tras la retirada de EEUU, un gobierno administrativo temporal se encargaría de dos tareas: la preparación de elecciones democráticas y la reconstitución del ejército nacional. Una vez completadas ambas tareas, el gobierno administrativo se disolvería y dejaría las decisiones relativas a las indemnizaciones, al desarrollo y a la reconstrucción en las manos de un gobierno iraquí soberano y libremente elegido, en un Estado de todos sus ciudadanos, sin discriminación religiosa, étnica, confesional o basada en el sexo.

Todas las leyes, contratos, tratados y acuerdos firmados bajo la ocupación son inequívocamente nulos de pleno derecho. Según el Derecho internacional y el deseo del pueblo iraquí, la soberanía sobre el petróleo iraquí y sobre todos los recursos naturales, culturales y materiales del país reside en el pueblo iraquí, en todas sus generaciones, pasadas y presentes y futuras. Todos los componentes del movimiento iraquí contra la ocupación han acordado que Iraq venderá su petróleo en el mercado internacional a todos los Estados que no estén en guerra con Iraq y que sigan la línea de las obligaciones de Iraq como miembro de la OPEP.

La invasión estadounidense en 2003 fue y sigue siendo ilegal y la ley de responsabilidad estatal exige que los Estados se nieguen a reconocer las consecuencias de actos estatales ilegales5. La responsabilidad estatal también incluye la obligación de indemnizar. Todos los Estados y agentes no estatales que han sacado provecho de la destrucción y del saqueo de Iraq deberán indemnizarlo económicamente.

El pueblo iraquí anhela una paz duradera. De acuerdo con las conclusiones alcanzadas por el Tribunal Internacional sobre Iraq, celebrado en Estambul en el año 20056 y en reconocimiento del incalculable sufrimiento del agredido pueblo iraquí, los firmantes de esta declaración suscriben los principios arriba mencionados para lograr la paz, la estabilidad y la democracia en Iraq.

La soberanía de Iraq está en manos de su pueblo alzado en resistencia. La paz en Iraq es fácil de alcanzar: basta con la retirada incondicional de EEUU y el reconocimiento de la resistencia iraquí, que por definición representa la voluntad del pueblo iraquí.
Apelamos a todas las gentes que aman la paz en el mundo para que apoyen al pueblo y a la resistencia iraquíes. El futuro de paz, democracia y progreso en Iraq, en la región y en el mundo depende de ello.

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